viernes, 1 de junio de 2012

El Teatro en el Siglo XVIII


Durante la primera mitad del siglo, el teatro mantiene la forma del siglo anterior, acentuándose los rasgos barrocos del lenguaje y buscando ante todo el efectismo escenográfico.
En neoclasicismo y las precepitvas de la segunda mitad de siglo cambiarán las tendencias teatrales que ponen sus miradas en el teatro clásico francés. En las obras teatrales neoclásicas predominó la intención didáctica. Algunas normas que debían cumplir eran estas:

  •  Respetar la regla de las tres unidades: Una única acción, un solo escenario, y un tiempo cronológico coherente en el desarrollo de la acción dramática.
  • Ofrecer un argumento verosímil, es decir, unos acontecimientos inventados, pero que podrían haber sucedido en la realidad.
  • Mantener la contención imaginativa, eliminando todo aquello exagerado o de mal gusto.
  • Mantener el decoro en los personajes, que actúan de acuerdo con su posición social.
  • Atenerse claramente a un género.
  • Adoptar una finalidad educativa y moralizante.
La tragedia tuvo como mejores autores a Nicolás Fernández de Moratín (Guzmán el Bueno) y a Vicente García de la Huerta, autor de Raquel, obra de carácter neoclásico, pero de resonancias barrocas en su tema y estructuras.

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